¿Qué sucede cuando una mujer lee dos libros al mismo tiempo?
Lo único terrible de todo eso es que leo intercalando un cuento de Enrique Del Risco y uno de Francisco García González. Los intercalo y mi cabeza, de cierto modo, explota.
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Lo único terrible de todo eso es que leo intercalando un cuento de Enrique Del Risco y uno de Francisco García González. Los intercalo y mi cabeza, de cierto modo, explota.
Para Reyes no había duda de que, en democracia, era preferible el gobierno realista de Sancho Panza en la ínsula Barataria que el del utopista don Quijote en el territorio de la Mancha.
Roberto Fernández Retamar, poeta, ensayista y presidente de Casa de las Américas, murió en La Habana a los 89 años.
Otra vez un libro de Padura quedó en manos de quienes estuvieron dispuestos a batirse por agarrar un ejemplar. No pocos se escandalizaron al ver que costaba 120 pesos.
A José Kozer le falta poco para llegar a la suma de trece mil poemas. Escribe todo el tiempo sin costarle ningún esfuerzo.
Año 2009. Adrián Henríquez se va a México por un contrato de trabajo. De México a la frontera norte. De la frontera norte a los Estados Unidos. Para estar entre best sellers de Amazon, categoría Acción-Aventura, donde aparecen autores como…
Hay un Miami dramáticamente desenfocado pero no escrituralmente dramático, y viceversa. Ese Miami al que cualquier exiliado se acostumbra, el de no saber cómo vas a pasar gato por liebre pues no tienes ni gato ni liebre, si acaso un ratoncito de laboratorio, si acaso un gusanito.
Se venden libros en español pero no se compran libros en español, sobre todo se presentan libros, se lanzan libros, muchísimos. Porque en Miami, como en cualquier ciudad del mundo ancho y enorme, lo más imporante es la venta, de lo que sea y en el idioma que sea.
Lo que el mercado y la crítica literaria entiende por novela de no ficción tiene, por lo general, tres antecedentes precisos: la narrativa del new journalism americano (Truman Capote, Tom Wolfe, Norman Mailer, Joan Didion, Gay Talese…).
En su vejez, Cardoso confesó que jamás tomó notas durante su reporteo. Le bastaba con la conversación, con vivir un escenario y apropiarse de un lenguaje que reconstruir luego en un relato con ese tono apagado de sus narradores.