Parece haber una época en la historia cubana que se añora: coches americanos, zapatos de dos tonos y sombreritos. Cada nuevo famoso que pasea por La Habana se encarga de recordárnoslo, y Chanel lo ha desfilado en El Prado con un gusto cuestionable. Sus modelos con sombreros y zapatos de dos tonos remiten a esta foto de Walker Evans Citizen in Downtown Havana, 1933. La estampa del dandi tropical fue fotografiada en el año 1933 por el joven fotógrafo.
Evans, por entonces fotógrafo incipiente, que luego se encumbraría como uno de los más grandes de la historia por trabajos como los realizados en el sudoeste americano, empezaría en La Habana su camino a la cima de la fotografía documental. Por entonces cumplía el encargo de ilustrar el libro “El crimen de Cuba”, de Carlton Beals, un periodista cercano al partido comunista y que intentaba demostrar cómo el apoyo estadounidense a Machado estaba llevando a Cuba hacia la catástrofe económica. Evans llegó en el peor momento de la dictadura, meses después las huelgas generales llevarían a la llamada Revolución del 33.
Con presupuesto para dos semanas, otro americano aburrido de su soledad en la isla cubrió sus gastos de una semana más. Con Hemingway compartió libros y bebida, mientras deambulaban por la cuidad y Evans la iba descubriendo. Realizó un trabajo de gran profundidad para las tres semanas en las que estuvo, muestra de una gran capacidad de concentración. En él, Evans nos muestra La Habana desde una indiferencia íntima. Un muy buen retrato de una sociedad convulsa.
y que se supone que reflejara chanel en la habana? la moda de milicianos de los 60? o la zafra de la zafra del 70 ? a la verdad que el estornudo ya se está volviendo más de lo mismo. o chopitrapo de Ecuador o panamá?
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Gracias por tan intersante artículo sobre el fotógrafo Walker Evans en sus estadías en La Habana. Parece que esa época que se añora, nos toca las puertas.
Vi la fotografía
el semblante serio
tras la colilla una sonrisa,
quizás la última de las mariposas,
la polilla,
en ese sombrero que un día
sirvió para dividir a la sociedad, cuchilla,
entre los que podían
y los que no llegaban a tener sobre sus cabezas otra cosa que no fueran ideas prohibidas
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio