Khadis de La Rosa es una espía que se delata a sí misma en el acto de revelar la vida de los otros.
Su procedimiento es irónico. La artista decide convertirse en paparazzi de gente anónima, o bien en detective privada que documenta, metódicamente, ese crimen alevoso que es la cotidiana inocencia. Ambas actitudes parecerían inútiles si el objetivo no fuera descubrir la vigilancia misma.
Frames (2012), dice la autora, es un ensayo fotográfico urdido «a través del ojo de cerraduras, hendijas de puertas y ventanas, que me permiten establecer un diálogo entre dos posturas divergentes: vigilante-vigilado».
De la Rosa nació y creció en Cuba dentro de una familia de militares. La disciplina, el control como «tema recurrente» y como obsesión en el ámbito íntimo, sí, pero ahora todo ello sometido a una inversión crítica que articula un discurso de amplio alcance social y político sobre nuestros cuerpos y nuestras ideas rigurosamente vigilados.
Cada vez que De la Rosa se muda a un nuevo domicilio, se pone en marcha el engranaje: «conocer y evaluar la rutina» de sus vecinos: «la dinámica del lugar»; no solo espiar: «también (…) registrar y narrar, con la lente de mi cámara y mi libreta de notas, cualquier suceso y dato de interés».
«Una especie de ritual que me ha acompañado a lo largo de estos años», dice, y todavía aclara: «En las historias no me interesa dar direcciones y datos de más; no es mi intención que localicen el lugar o la zona, solo analizar lo visible en las imágenes…».
Por lo pronto, todos aquí han sido atrapados in fraganti en el siempre equívoco trance de ser personas normales. Todos son presuntos culpables de cualquier cosa.
No hay que olvidar que todos somos K.
(Fotos cortesía de la artista).
Muy buen articulo, muy recomendable! Saludos.