Nota al Censor: ¿Por qué no puede leerse El Estornudo en Cuba?

    En poco más de dos semanas, el próximo 14 de marzo, cumplimos dos años de crónicas, fotorreportajes, ensayos, ilustraciones y columnas de opinión. Como recompensa por este pequeño pero íntegro ejercicio de resistencia, el gobierno cubano ha decidido bloquear el acceso directo a la revista desde el territorio nacional, haciéndonos perder no solo una suma considerable de lectores, sino también una buena parte de nuestros lectores fundamentales, aquellos para los que El Estornudo probablemente cumplía una función más vital, ciudadanos que padecen la grisura informativa de los medios de propaganda del Estado y buscan con denuedo el relato verídico y honesto de un país que se asemeje al país en el que realmente viven y vivimos, gobernado hasta hoy con ineptitud y puño de hierro.

    Es un gesto que, de algún modo, no sorprende. Hay desde antes muchos otros sitios de prensa bloqueados en la isla, como 14ymedio, Diario de Cuba, CiberCuba o Café Fuerte. Pero no podemos incorporar la censura. A pesar de que ese es ya el estado natural de las cosas, debemos seguir recordando que la censura es arbitraria y forzosa, la privación del derecho básico de hablar y existir, la clausura profundamente injusta de la pluralidad de criterios y pareceres. El ejercicio del periodismo como discurso crítico del poder, escalpelo de los conflictos y pulsaciones de la política y la sociedad, y testimonio y archivo del tiempo y la memoria histórica, es intransferible e innegociable, no importa que las condiciones para que ese ejercicio se lleve a cabo sean cada vez más precarias o adversas.

    Hay, sin embargo, un único terreno donde por lo pronto los actos de la dictadura no pueden ganar o imponer su lógica de exclusión: el lenguaje. Esta medida, por tanto, no va a modificar un ápice la línea editorial de nuestra revista ni va a lograr que El Estornudo dialogue con el poder político en los términos que el poder político espera. No vamos a descender a esa forma conciliatoria y pusilánime del discurso en el que hacemos periodismo casi como si pidiéramos perdón, dando explicaciones gratuitas al represor en vez de exigírselas, o purgando con medias tintas una suerte de castigo hasta que alguien considere que hemos entendido la lección y decida nuevamente levantarnos el cerco. Tampoco vamos a responder con descalificaciones incendiarias, con un aumento del tono apelativo, volviéndonos nosotros mismos la noticia, asumiendo pasivamente el rol de víctimas, restringiendo nuestra agenda informativa y convirtiéndonos, de esa manera, en el tipo de prensa enfática y militante tan funcional a los intereses del gobierno, jugando en los predios impuestos por el régimen de La Habana.

    Que Cuba es un país largamente envuelto en una grave crisis moral, económica y social que no parece tener fin, es algo que vamos a seguir demostrando a través de diversos reportajes y análisis, no porque expresamente lo hayamos querido así, sino porque a la larga eso parece ser lo único que es demostrable de Cuba, y, de la misma manera, seguimos insistiendo también en que el país es un escenario mucho más rico, plural, diverso y subversivo que el que sus dirigentes quieren que sea. Nos interesa la política, el poder, el Partido Comunista o Raúl Castro en la medida en que están presentes, influyen, perjudican y tantas veces determinan la vida de los cubanos; como un medio de acceso a la realidad, no como el fin de esta. Huimos de la sinonimia entre gobierno y país, pues consideramos que sería entregarle al gobierno más territorio del que merece.

    Alguien, sin embargo, todavía puede leernos en Cuba. Este editorial está escrito para una sola persona y esa persona es el Censor, quien único conoce en sentido estricto el tamaño de la ignorancia del resto de los cubanos. El Censor es el erudito de los estados totalitarios, el gran sabio apostólico de las sociedades negadas a sí mismas. Hay un punto de ironía en el hecho de que nos puedan y deban seguir leyendo justo quienes no quieren que los demás lo hagan. Mientras alguien sigue leyendo algo, ese algo debe seguir existiendo. El Censor justifica así la presencia de aquello que quiere borrar, es decir, no puede desaparecer del todo aquello a lo que él mismo le da vida. Sea lo que sea que le provoque al Censor de turno la lectura de El Estornudo, un secreto placer, una rabia inconfesable, o el entrecruzamiento de ambas, esperamos seguirle alimentando hasta el límite ese sentimiento.

    Dijo el escritor kurdo Musa Anter: “Si mi lengua sacude los cimientos de tu estado, eso significa que has construido tu estado en mi tierra”. El Estornudo ha ayudado decididamente a construir el mapa narrativo de los sucesos de los dos últimos años en Cuba, fundamentales en la historia nacional y el futuro del país, y también ha vuelto la mirada sobre algunos de los principales acontecimientos de la Revolución, su génesis y su caída, contribuyendo junto con otras voces a dinamitar el falso apotegma de la verdad oficial.

    En un país donde no pueden circular publicaciones impresas fuera de los márgenes del Estado, donde el acceso a Internet es sumamente limitado, y donde luego bloquean la dirección de tu medio de prensa para que ni siquiera a través de ese acceso limitado lleguen a leerte, hemos de recordar que esta revista también existe para que los cubanos puedan enterarse mañana de qué les sucedía hoy.

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    37 COMENTARIOS

    1. Recuerdo las guias de estudios que nos daban para prepararnos para los exámenes de Historia de Cuba. Todos los años, en todos los exámenes de Historia, siempre caía la “preguntita caliente”. Caracterizar el Periodo Neocolonial en Cuba. A estas alturas, y dado que muchos de nosotros hicimos dichos exámenes, no entiendo aún como existen personas, tanto en Cuba como en el extranjero, que no se han dado cuenta de la similitud de dicho periodo, con el actual en la Isla.

    2. Los felicito por no hacer como OnCuba, que dobló la cerviz y se convirtió en apéndice del Grannma. En mi tendrán un difusor de sus ideas

    3. Parece que el último artículo: «Propiedad de todos…», le puso la tapa al pomo. En fin mucha presión para el corazón de un viejo censor. Pero siempre la gente encuentra su forma, como acceder desde la app Google Play Kiosco.

    4. Adelante que el camino nunca ha sido fácil y ya es tan evidente el fracaso, la decadencia , el engaño se ha desnudado tanto que se le ve hasta el tuétano de los huesos y ahora se vuelven más peligrosos , agresivos y crueles los métodos de la dictadura

    5. Desde Oklahoma city mis saludos a El Estornudo, mas razones para escribir, mas razones para pelear, somos muchos los que desde aqui de USA los leemos y estamos orgullosos de como escriben , jovenes como ustedes es lo que mas necesita Cuba, soy joven igual que ustedes o ya ni tanto 34 años , los admiro , a la Dictadura mano dura sin compasion pues compasion nunca han tenido desde la Cabaña, la UMAP, los actos de repudio , en fin son fascistas y deben ser juzgados como en Nuremberg.

    6. […] Cuban magazine says government has blocked access to its website: The Cuban magazine El Estornudo (The Sneeze) published an editorial on Monday saying that the Cuban government had blocked access to its website by readers on the island. The magazine said the move marked a loss for “citizens who suffer from the news grayness of the state’s propaganda media” and want a source of information that “resembles the country in which they really live.” The magazine’s editors said the change did not come as a surprise. “There are many other press sites blocked on the island, such as 14ymedio, Diario de Cuba, CiberCuba, or Café Fuerte,” the editorial said. (El Estornudo) […]

    7. Me uno al coro de los que los apremian para que continuen con esta ardua pero necesaria labor. Por mi parte, envío artículos de Uds., como el magnífico «Propiedad de todos…» a cuantas personas me sea posible. Hay mucha gente fuera de Cuba que siguen con esa noción romántica de «Cuba, el territorio libre de América». Saludos.

    8. Triste que esos comunistas de Cuba se hagan llamar la voz del pueblo, igual que los de Venezuela y España que tanto les defienden, y luego prohíben a su pueblo expresarse.
      Saludos desde España.

    9. Desde Argentina leemos El Estornudo. Excelente sitio periodístico. Una escuela del oficio. Repudio al gobierno cubano por continuar con su política de censura destinada a silenciar a los creativos. Un abrazo.

    10. Solo recientemente he descubierto El Estornudo, lo cual me apena un poco porque su calidad rebosa incontenible en todo lo que hasta ahora he leido. Este excelente editorial no es excepcion! Sigan asi, no desmayen, no cedan, no pierdan ese Norte moral que los guia. Los cubanos de dentro y de fuera necesitamos de voces como la del Estornudo. Ustedes estan haciendo Patria! Un abarazo, Leonid

    11. Buenos días, hace un mes aproximadamente me hice amigo de un escritor cubano, joven, rebelde e intrépido cuya pluma grita ¡Auxilio! enérgicamente. Siento impotencia de no poder ayudarlo desde mi trinchera en Mazatlán, Sinaloa, México pero hemos encontrado una increíble comunicación a través de la literatura. Ambos somos escritores de WordPress.com compartimos historias, entrevistas, crónicas y anécdotas de nuestros lugares de origen. Así es como he conocido su limitada felicidad en Cuba cuya censura roba el aire sin despecho. Aplaudo a El Estornudo por su excelente pluma. También le hacemos al periodismo en México, acá nos cuidamos más del Gobierno que del propio narcotráfico. Ambos son ladrones y asesinos pero el primero te desaparece sin burocracia, con rapidez que jamás se mira un claro ejemplo de ella cuando haces un trámite en una oficina gubernamental.

      Los periodistas en México no solo esquivan las balas, también tienen que sortear el control que ejercen los poderes fácticos y el amago publicitario del Gobierno sobre los medios donde trabajan. Hay estados del país donde el crimen organizado —en la mayoría de los casos en complicidad con los gobernantes y políticos— tiene un control económico, político y social. La prensa no ha escapado a ese secuestro.

      Un problema estructural de México es la impunidad. En este país los asesinatos de periodistas —al igual que los del resto de la población— no se resuelven. Es difícil que la sociedad distinga con claridad entre los periodistas honestos y los corruptos. Este panorama ha ocasionado que no haya un respaldo social suficiente para exigir justicia cuando ocurre alguna agresión. En síntesis: el periodismo en México nada contracorriente.

      Estimados Estornudos para mí sería un honor escribir desde su trinchera, si me lo permiten les dejo mi correo electrónico en el formulario que hay debajo de estas letras de un amigo.

      ¡Saludos batos!

    12. Buenos días, hace un mes aproximadamente me hice amigo de un escritor cubano, joven, rebelde e intrépido cuya pluma grita ¡Auxilio! enérgicamente. Sinceramente siento impotencia de no poder ayudarlo desde mi trinchera en Mazatlán, Sinaloa, México pero hemos encontrado una increíble comunicación a través de la literatura. Ambos somos escritores de WordPress.com compartimos historias, entrevistas, crónicas y anécdotas de nuestros lugares de origen. Así es como he conocido su limitada felicidad en Cuba cuya censura roba el aire sin despecho. Aplaudo a El Estornudo por su excelente pluma. También le hacemos al periodismo en México, acá nos cuidamos más del Gobierno que del propio narcotráfico. Ambos son ladrones y asesinos pero el primero te desaparece sin burocracia, con rapidez que jamás se mira un claro ejemplo de ella cuando haces un trámite en una oficina gubernamental.

      Los periodistas en México no solo esquivan las balas, también tienen que sortear el control que ejercen los poderes fácticos y el amago publicitario del Gobierno sobre los medios donde trabajan. Hay estados del país donde el crimen organizado —en la mayoría de los casos en complicidad con los gobernantes y políticos— tiene un control económico, político y social. La prensa no ha escapado a ese secuestro.

      Un problema estructural de México es la impunidad. En este país los asesinatos de periodistas —al igual que los del resto de la población— no se resuelven. Es difícil que la sociedad distinga con claridad entre los periodistas honestos y los corruptos. Este panorama ha ocasionado que no haya un respaldo social suficiente para exigir justicia cuando ocurre alguna agresión. En síntesis: el periodismo en México nada contracorriente.

      Estimados Estornudos para mí sería un honor escribir desde su trinchera, si me lo permiten les dejo mi correo electrónico en el formulario que hay debajo de estas letras de un amigo.

      ¡Saludos batos!

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